PALEOANTROPOLOGÍA Y PALEOPATOLOGÍA
Corría la última década del pasado siglo cuando en la ciudad de Éfeso, en la actual Turquía, apareció una necrópolis mas tarde datada en torno al siglo III de nuestra era. Este cementerio, según los profesores austriacos Karl Grosschmidt y Fabian Kanz, fue dedicado en exclusiva A la inhumación de gladiadores.
Junto a alguna lápida se encontraron un número significativo de esqueletos pudiéndose diferencia 67 individuos de edades entorno a los 20 -30 años, otro de mayor edad e incluso alguno cuyo estudio sitúo su edad al fallecer rondando la centena.
De los estudios paleopatológicos de estos investigadores de la Universidad de Viena se deducen que eran personas que, debido al entrenamiento intenso que realizaban, presentaban un importante desarrollo muscular, especialmente de las extremidades tanto superiores como inferiores, esto lo podemos saber gracias a la valoración de las inserciones musculo-tendinosas. Por otra parte algunas alteraciones en los huesos de los pies parecen estar relacionadas con la costumbre de haber luchado descalzos sobre la arena.
La películas hollywoodianas nos presentan una visión de los gladiadores atlética y estilizada que debió estar muy lejos de la realidad. Su dieta era, al parecer, muy rica en carbohidratos, eran conocidos como los “comedores de cebada”. Los estudios isotópicos han permitido comprobar la veracidad de esta dieta predominantemente vegetariana y con escaso aporte de proteína de origen animal en relación al habitante promedio de Éfeso . Pero a la vez y a pesar de tal dieta se ve un importante aporte de calcio lo que se manifiesta en la mineralización de sus huesos, esto se consiguió con algún aporte suplementario de este mineral que al parecerse pudo conseguirse con soluciones como suministrarles cenizas de hueso.
Quiero suponer que según el tipo de gladiador, de su especialidad en la arena, se buscaría incrementar la agilidad y la ligereza en unos casos, o por el contrario en otros aumentar su masa corporal. Podemos ver en las representaciones que nos han llegado algunos gladiadores esbeltos y ágiles como los reciarios mientras otros cabria definirlos como obesos, en especial en este ultimo caso una capa abundante de grasa resultaría muy útil para minimizar el riesgo de las heridas, incluso el dolor producido por las mismas, por otraparte sin menoscabo del sangriento espectáculo pues la lesión producida por el arma del contrincante, sin ser demasiado seria ni dolorosa, si seria sangrante y espectacular mientras permitía al gladiador no solo vivir, también salvar con ello la inversión del lanista y los intereses del editor al poder mantener el combate ante el enardecido público.
Si bien el estudio del materia oseo no nos permite aventurar las consecuencias y tratamientos de otras lesiones que solo afectaron a tejidos blandos, si las lesiones oseas descubiertas nos hacen pensar que los combates gladiatorios debieron estar sometidos a unas reglas precisas y no a una luchas caóticas y de consecuencias” politraumáticas”. Es mas del estudio de las secuelas de estas lesiones cave concluir que en muchos casos fueron tratadas por expertos médicos de gran pericia, llegando a apreciarse, entre los restos del cementerio, fracturas perfectamente reducidas así como, incluso, una amputación quirúrgica. No debe esto extrañarnos, el gladiador era una inversión demasiado costosa a la par que rentable como para permitir su muerte. Recordemos como prueba de lo expresado, que el mas famoso médico del mundo romano, y medico personal del emperador Marco Aurelio, el genial Galeno, pasó una buena parte de su vida profesional dedicado al cuidado de los gladiadores en Pérgamo.
Pero no podemos olvidar que la muerta era consustancial al espectáculo, incluso ante el mas benévolo de los editores.
Podía producirse durante el desarrollo del combate. En uno de
los cráneos de Éfeso se aprecia un tremendo corte que se inicia en la región temporal, sobre su oreja, atravesando frente y cara hasta llegar a la mejilla opuesta. Con mucha probabilidad se trató de un reciario ya que estos luchaban con la cara descubierta. En otro cráneo se aprecia lo que parecen las lesiones producidas por el tridente de ese mismo
tipo de gladiador que en un formidable golpe hundió la estructura osea del cráneo de su contrincante para introducir el arma en su cerebro.
Las lesiones en la cabeza debieron se comunes y por ello desde Augusto la mayoría de los gladiadores luchaban con ella protegida. De los esqueletos de Éfeso 10 mostraban lesiones en la cabeza que debieron producir su muerte y otros 11 heridas que pudieron ser curadas, seguramente al producirse estas a través de la protección del casco.
Otros en le caso de los munera ( combates a muerte ) pudieron morir ejecutados en la arena al no ser suficientemente valorado su esfuerzo, aquí no solo la paleopatología, por las marcas de corte sobre la superficie de determinados huesos, también algunas representaciones artísticas nos dejan clara referencia de la forma de procurarles la muerte.
Unas veces el degüello, otras veces introduciendo gladio por el espacio supraclavicular, en especial el izquierdo, donde la sección de la arteria subclavia o la punción del corazón debían producir una muerte prácticamente inmediata, otro, ya caídos en el suelo, por los espacios intercostales buscando el corazón Estas acciones dejarían con facilidad marca en la costillas, clavícula o en las vertebras cervicales.
En otros casos serian rematados dada la irrecuperable gravedad de las lesión infringidas fuera ya de la arena,
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"Caronte" etrusco |
tras atravesar la puerta libitinaria que conducía al “spoliarium”, lugar donde se retiraban vestiduras y armas del gladiador muerto y donde posiblemente fuesen rematados los malheridos probablemente de un fuerte mazazo en la cabeza como parece deducirse en cuatro de los cráneos de la citada nercrópolis.
Por los epitafios encontrados parece ser que el mas peligroso para la vida de un gladiador era en su primer año de carrera, según algunos la posibilidad de sobrevivir a este primer año estaba en una probabilidad de 3 : 1 lo que contrasta si como afirman otros estudiosos del tema las posibilidades de sobrevivir a un combate era del 90% Se calcula por el estudio de distintos epitafios de gladiadores en distintos puntos del mundo romano, que la vida media de un gladiador profesional era unos diez años inferior a la del conjunto de la población.